Los segundos acordes musicales que escuché de pequeño (herencia de mis hermanos mayores, por supuesto), fueron los de una banda argentina: Soda Stereo. Me cambiaron la perspectiva musical, no era el rock duro y pesado de Los Prisioneros, era un rock lírico, melódico, disfrutable, agradable al paladar y a los sentidos. Con Gustavo Cerati de genio, líder y cara visible; con letras pegajosas que podían tenerte una semana tarareando cosas inentendibles para los demás. Exitazo en los 80 y 90 recorriendo latinoamérica, EE.UU., España y qué se yo donde más. Llenando Rivers, Estadios Nacionales, el Teatro Monumental de ese entonces en calle San Diego cerca de Av. Matta y si la memoria no me falla, el extinto Estadio Chile (hoy Estadio Víctor Jara, en homenaje a otro genio). Separados a mitad de los 90', cada uno siguió su camino. No recuerdo en este momento otro caso o ejemplo en que un vocalista que se separa del grupo que los lleó al éxito haya replicado eso en solitario. Cerati lo hizo, la hizo.
Hoy son 3 años sin su música. Cada letra, cada palabra de sus canciones tenían un significado cósmico, cada composición parecía escrita con la tinta de Dios. Deifinitvamente, su música es comfort y música para volar.
Una vez los ví volver, Estadio Nacional repleto. Hoy, te quiero ver voler; y te veré volver!
"Un hombre alado, extraña la tierra"
#FuerzaCerati