julio 14, 2008

Una parte de la euforia

Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño. Basta con aprender a escuchar los dictados del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras, el que muestra aquello que los ojos no pueden ver...


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El muchacho se llamaba Santiago. Llegó a la pequeña iglesia abandonada cuando ya estaba casi anocheciendo. El sicomoro aún continuaba en la sacristía, y aún se podían ver las estrellas a través deltecho semiderruido. Recordó que una vez había estado allí con sus ovejas y que había pasado una noche tranquila, escepto por el sueño.
Ahora ya no tenía el rebaño. En cambio, llevaba una pala consigo. Permaneció mucho tiempo contemplando el cielo. Después sacó de la alforja una botella de vino y bebió. Se acordó de la noche en el desierto, cuando también había mirado a las estrellas y bebido vino con el Alquimista. Pensó en los numerosos caminos que había recorrido y la extraña manera que tenía Dios de mostrarle el tesoro. Si no hubiera creído en los sueños repetidos, no habría encontrado a la gitana, ni al rey, ni al ladrón, ni... "bueno, la lista es muy larga. Pero el camino estaba escrito por las señales, y yo no podía equivocarme", se dijo para sus adentros.
Se durmió sin darse cuenta y cuando despertó el sol ya estaba alto. Entonces comenzó a cavar en la raíz del sicomoro.

"Viejo brujo -pensaba el muchacho-, lo sabías todo. Incluso dejaste aquel poco de oro para que yo pudiera volver hasta esta iglesia. El monje se rió cuando me vió regresar harapiento. ¿No podías haberme ahorrado esto?"
"No! -escuchó que respondía el viento-. Si yo te lo hubiese dicho, tú no habrías visto las Pirámides. Son muy bonitas, ¿no crees?"

Era la voz del Alquimista. El muchacho sonrió y continuó cavando. Media hora después, la pala golpeó algo sólido. Una hora después él tenía ante sí un baúl lleno de monedas de oro españolas. También había pedrería, máscaras de oro con plumas blancas y rojas, ídolos de piedra con brillantes incrustados. Piezas de una conquista que el país ya había olvidado mucho tiempo atrás, y que el conquistador olvidó contar a sus hijos.
El muchacho sacó a Urim y Tumim de la alforja. Había utilizado las piedras solamente una vez, una mañana en un mercado. La vida y su camino estuvieron siempre llenos de señales.
Guardó a Urim y a Tumim en el baúl de oro. Eran también parte de su tesoro, porque le recordaban a una persona que jamás volvería a encontrar.

"Realmente la vida es generosa con quien vive su Leyenda Personal", pensó el muchacho. Entonces se acordó de que tenía que ir hasta Tarifa a dar la décima parte de todo aquello a la gitana. "Qué listos que son los gitanos", se dijo. Tal vez fuese porque viajaban tanto.
Pero el viento volvió a soplar. Era el Levante, el viento que venía de Africa. No traía el olor del desierto, ni la amenaza de invasión de los moros. Por el contrario, traía un perfume que él conocía bien, y el sonido de un beso que fue llegando despacio, despacio, hasta posarse en sus labios.

El muchacho sonrió. Era la primera vez que ella hacía eso.
-Ya voy -dijo él.

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Que 20 años no es nada, cantaba Gardel muchísimo tiempo atrás. Hoy, recobro sentido a esas palabras, que las siento más plenas que nunca. Gracias a todos los que me saludaron y estuvieron conmigo el día de ayer, realmente, se pasaron!

Voy a ir parte por parte saludando, a todos los que de una u otra forma se hicieron presente (desde ya les digo que si me olvido de alguien es sólo porque mi memoria es frágil =P... así que sorry)

[Cristian, Julio, Javiera, Daniela, Pauly, Alexander, Mamá, Papá, Fabián, Coke, Chivy, Fran, Rosario, Kami, Nicole, Naty, Nacho, Jonathan, Victor, Maureen, Constanza, Gabriela, Katty, Andrea, Carito, Alejandra, Tatan, Conita, Vale, Clau, Pame, y todos los anonimos que me llegaron jajajajajaj....]





Hechos los agradecimientos correspondientes... y retomando las primeras palabras de este post, el secreto para lograr lo que queramos no sólo radica en que lo deseemos y que el universo haga el resto. Nuestra mente es poderosa, lo sabemos, y para lograr lo que nos propongamos, también debemos mentalizarnos en lograr "eso", desearlo, actuar como si ya fuera nuestro, mentalizarnos... y ganar lo que queramos, recobrar lo que perdimos o desear lo que será nuestro!

Saludos y bendiciones a todos!

julio 10, 2008

De todo un poco...

Rebuscando por la red, ansiando encontrar escritos que tiempo atrás colgué en algún punto de Internet, me he topado con trozos del ayer.

He limpiado mi conciencia!

Tan llena de pelusas estaba, que me daba como entre miedo, asco y pena. Pero no me acordaba de ella (mi conciencia), como tampoco se acordaría nadie de aquel calcetín que se escondió bajo el armario y se cubrió de polvo. Un día lo ves y lo agarras casi con el filo de las uñas para que no te roce lo más mínimo. Luego lo tiras a la basura y aquí no ha pasado nada. En un principio, decidí hacer lo mismo con mis remordimientos....... Total, el pasado es irrecuperable y arrepentirse es una pérdida de tiempo, pero, después, asumí la oportunidad de caerle bien al karma y metí la prenda en la lavadora. Después la volví a dejar en un cajón bajo la cama, donde yacerá para siempre con el resto de recuerdos, pero al menos, me resarcí de cara al Destino.

Pienso que he pasado la mitad de mi vida haciendo cosas; la otra mitad, intentando comprenderlas. Hoy actúo comprendiendo cada acto. Ya estoy pronto (tan sólo un día) de cumplir los 20 (el ansiado cambio de folio) y supongo que la edad no sólo sirve para ponernos más viejos...
El pasado no existe. Hace cinco minutos, no existe. Hace un segundo, cuando escribía la h de "hace", no existe. Si lo piensas bien, es un mal rollo el que no existamos nunca, pues ahora se acaba antes de que termine de pronunciar la palabra "ahora". Si no existo, ¿por qué limpio las cosas que no existen? - me puse demasiado filosófico, definitivamente debo dejar de trasnochar tanto en los examenes. Pero lo que quiero decir, es que no entiendo por qué he de sanear mi corazón con vendas invisibles. Cierto es que el karma, ya se ha cebado conmigo y se ha quedado a gusto. No hay acción que haya salido de mí que no me haya sido devuelta por duplicado. Seguro que lo de aquella vez, ya lo he pagado y, además, sé cómo. No obstante, sigo haciendo el papel de mmm.... digamos.... humano, tratando de convertirme en un alma cándida a estas alturas. Increíble, pero cierto. El miedo a la represalia cósmica, me ha convertido en mejor persona...

¡SÉ QUE EXISTE!