marzo 29, 2014

5:33

Mirando por tu ventana, me topé con la única estrella en el cielo.
Como me vio despertando de un sueño fugaz, me pidió un deseo: que te besara.

marzo 28, 2014

Vivo

Esa tarde algo pasó, algo cambió: de repente se oscureció todo y el imponente sol que abrasaba no era más que un recuerdo. No sé cuánto tiempo fue, perdí noción de tiempo, de espacio, de sonrisas y de alegrías. Me alejaba de este mundo al ritmo de tus ojos regando lamentos y llantos, mientras los ecos de las voces se confundían con la devoradora fuerza de las olas y por más que me esforzara desgarrándome podrían oírme jamás. A kilómetros de distancia me esperaban de vuelta, ansiaban verme y abrazarme. Pero a kilómetros de distancia también, la sal penetraba por mi piel y me enceguecía, me alejaba de la vida y del amor. El único consuelo estaba preso en un solitario momento de conciencia, aferrado a una tabla de salvación, en que vi la tempestad a mis espaldas luchando con el viento, al gigante monstruo azul aferrándome los pies para llevarme con él. Sin embargo, el mismo viento que me enredó con las olas después me empujó de vuelta a ti, para fundirnos en un abrazo interminable. Cuando exhausto ya, vi que el sol volvía reflejando en el agua las manos de Dios, miré a las olas de frente y en pie, como diciéndole que hoy no, que hoy no se apoderaría de mis recuerdos...

Los siguientes días vendrían raros. Aunque la tristeza sin duda nos mantuvo unidos, también nos separó, pero aprendí que en un segundo todas las cosas que tienes ya no valen nada, que en un segundo lo más tuyo se puede destrozar, los sueños, los proyectos... Lo que importa es el aquí y el ahora y que hay que vivir la vida; no hay que ahorrar palabras para decir "te amo" o "te quiero", porque uno nunca sabe cuando el viento te puede llevar de vuelta.