Con trajes de caricias rellenamos el ropero, hicimos el aliño de sueños y pintamos en el cielo el cariño. Estamos siempre juntos, allá donde vayamos o donde estemos seguirán nuestros asuntos. Por eso no te sueltes la mano, que nuestro viaje es infinito. Pero mientras, yo cuido que el viento no despeine tu pelo, para cuando pase el tiempo y llegue el momento que las almas se confundan en un mismo corazón. Otra vez.