abril 14, 2009

Soledades...

Hoy hablaba con la feña, la nico y el pipe acerca de la soledad. La nico la tenía hace hace un tiempo, la feña la aguardaba atenta y el pipe coincidió conmigo; a veces la gente necesita un tiempo consigo misma. Es lo que me pasó a mí. Tenía tanto vértigo en mi cabeza que antes que estallase decidí congelar todo y a todos, darme un tiempo a mí mismo e interactuar un rato no muy corto con la soledad, después de todo, no habían muchas opciones que barajar. Hace casi un año que pasó y ahora pareciera que no me molesta, salvo una cosa... que voy sintiendo la necesidad, nuevamente, de alejarme de mis soledades...

Anoche soñé contigo (como la canción), sólo que anoche, estaba dormido. Ese sueño no fue más que el reflejo de mi realidad y de mi deseo natural. Soñé que corrí hasta un punto que frecuentabas, sólo para verte... sentí la necesidad de verte, pero no que me vieras... sentí la necesidad de hablarte, pero sin las palabras... tengo ganas de verte y al mismo tiempo omitirte de todo contacto conmigo...

Así son los sueños... pueden llevarte a la santidad...
(o a la locura!)

Una cosa es cierta, ellos tienen razón. Esa felicidad, al menos con mayúscula, no existe... ah pero si existiera con minúsculas eria semejante a nuestra breve pre-soledad. Después de la alegría viene la soledad, después de la plenitud viene la soledad, después del amor viene la soledad... ya sé que es una pobre deformación, pero lo cierto es que en ese durable minuto uno se siente solo en el mundo, sin asideros, sin pretextos, sin abrazos, sin rencores, sin las cosas que unen o separan y en esa sola manera de estar solo ni siquiera uno se apiada de uno mismo.

Los datos objetivos son como sigue: hay diez centímetros de silencio entre tus manos y mis manos, una frontera de palabras no dichas entre tus labios y mis labios y algo que brilla así de triste entre tus ojos y mis ojos... claro que la soledad no viene sola. Si se mira por sobre el hombro mustio de nuestras soledades se verá un largo y compacto imposible, un sencillo respeto por terceros o cuartos; ese percance de ser buena gente.

Generalmente después de la alegría, después de la plenitud, después del amor, viene la soledad. Conforme... pero qué vendrá después de la soledad?

A veces no me siento tan solo si imagino, mejor dicho, si sé que mas allá de mi soledad y de la tuya, otra vez estas tú, aunque sea preguntándote a solas que vendrá despuésde la soledad.

Como yo!