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A veces, medio obligado, medio voluntario, es necesario darse un reinicio. Apagarse y prenderse sobre la marcha, sobre todo para evitar esa maldita tendencia al desastre. El mundo es una tontería si vas dejando que se escape lo que más querías, así que es de mediocres no intentarlo simplemente porque el resto no puede. Me cansé de hacer como que nada pasara hacia afuera y por dentro no saber siquiera dónde están cada uno de los pedazos que me componen como un Felipe. Soy sincero, he sido sincero, pero una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser siempre la verdad.