La conversación comenzó más o menos de la siguiente manera:
- ¡Don E., vengo a conversar con usted porque tengo un caos!
Me observó unos segundos y me dijo:
- ¡Usted no tiene un caos, usted ES UN CAOS!
Y así comenzó el trayecto hacia la madurez, que por cierto es un proceso sumamente gratificante al ir viendo cómo las piezas del rompecabezas van encajando. El conocimiento de estas verdades es como la fotografía que viene en la tapa de la caja del rompecabezas, que te permite reconocer las piezas para así ubicarlas donde corresponde… ¡Algunos traemos un rompecabezas de muchas piezas!
Si es así, es porque así lo elegimos…