septiembre 22, 2008

De las ruinas, un amor...

-Me enamoré -había pensado el muchacho hace un tiempo.
Ahora que la tenía frente a sus ojos buscaba la luna en en los de ella, buscando alguna respuesta. Mientras observaba la luna intensamente roja, en una noche sin sueños, una canción intentaba descifrar al corazón de aquella chica. Fue tanto el vértigo del muchacho al recordar el momento exacto en que su corazón latía por ella, que durante esa madrugada el frío se hizo imperceptible.
Equilibrando... avanzando... entre rayos y tormentas varias, el muchacho logró romper su silencio contemplativo, sabía que ya no podría aguantarlo más, y a cambio de eso, un resplandor... Sin querer se encontró con la mano de la chica, señalandole el camino más adecuado para llegar a sus ojos. Lo que el muchacho no sabía era que en ese preciso instante todo se volvería tonos tornasol, todo se volvería una rara mezcla entre lo fugaz y lo instantáneo.
-¿Qué sentirá? -se preguntó con insistencia el muchacho mientras observaba la inquietante reticencia de la chica. Fue tanto el impacto para ella que, al igual que el muchacho, sólo atinaba buscar una respuesta entre la luna, que para ese entonces, ya estaba oculta tras las nubes.
-Llévame al otro lado, a ver la luna de entre tus ojos -le dijo el muchacho.

Pero la escena se volvía cada segundo más desesperante... estaban ambos perdidos.
-Mi felicidad -decía para sus adentros el muchacho- sé que ahora la puedo tener, porque puedo tener ya todo el tiempo para tí. Al mirarte, toda la belleza de la vida es para mí.

Tanto desconcierto, unido a la fuerza del destino confluyó en aquella noche. Dicen que el riesgo es el camino más intenso, y que querer profundamente es el único modo de vivir la vida de forma completa. Después de todo, como dice un sabio persa, el amor es una enfermedad de la cual nadie quiere librarse; el que ha sido atacado por ella no intenta restablecerse, y quien sufre no desea ser curado.

La escena parecía toda en cámara lenta, y al mirarla, el muchacho consigue percibir los diferentes caminos para llegar a sus labios. Puede ser el milagro de septiembre... cuando logró contarle a la chica todo lo que sentía, la paz pareció arrullarlo en un gran abrazo, iluminando su alma con más fuerza que un millón de soles... No ha sido fácil, lo saben; la chica no lo entiende, así como tampoco logra comprender las noches de insomnio mientras alguien la piensa, alguien la extraña.

Mientras amanecía al otro día, el recuerdo se hizo carne.
Y al amanecer, un sueño (otro más). En aquel sueño, el muchacho prometía volver por ella, antes que lo echara de menos.
En la realidad, ¿qué podía perder?. Era una extraña forma de amor, sin embargo la brisa de la mañana lo hacía sentir vivo, pues llevaba consigo un perfume que sólo él reconocería; fue entonces cuando la vida le ofreció una sonrisa (el aire reía, aunque sin respuesta)...
Sus almas al flotar son las nubes más brillantes.
Todo no es más que una mirada frente a otra esfumándose en una trayectoria sin final...

Y por esa mirada, el cielo cambió todo lo que vió... (y fue tan beautiful como lo pensó!)